A cinco años de los graves acontecimientos del 19-20 de diciembre de 2001, no cabe duda que los mismos marcaron un momento de inflexión tanto en lo económico-social como en lo político, cerrando el tiempo de predominio neoliberal y dejando en evidencia el fracaso y la complicidad de 10 años de acción política que nos llevaron a la decadencia de las instituciones, al empobrecimiento de millones de argentinos y a la corrupción del poder.
El tiempo transcurrido, si bien no permite todavía una apreciación totalmente objetiva, nos proporciona la posibilidad de una mirada en perspectiva y un análisis de las consecuencias que necesariamente debemos realizar, para construir una nación afirmada sobre bases sólidas que resista los ataques de los enemigos externos e internos.
Si bien debe reconocerse que luego de la anarquía que predominó en las dos primeras semanas, se dio espacio al sentido común, tanto gobernantes como gobernados –con sus aciertos y sus desaciertos- evitaron caer en el caos.
La Democracia Cristiana observa que no obstante frente al “que se vayan todos” no surgió una nueva camada de dirigentes, ni un proyecto político que pudiera nuclear a los distintos sectores sociales en la búsqueda de un renovado compromiso de construcción nacional.
Sin embargo, la coincidencia en el tiempo con un cambio favorable en el sector externo con el descrédito y el fracaso de las políticas neoliberales, así como un resurgimiento de políticas nacionales en la región y el fortalecimiento del interés por la alineación de América Latina como bloque de poder, facilitaron la recuperación que estamos viviendo.
Por eso hoy al recordar a las víctimas y los desgraciados momentos que vivimos sobre el final del año 2001, a fin de no recaer en los errores del pasado y aprovechar los vientos favorables del presente, debe incorporarse la equidad como condición mínima de desarrollo integral de la persona y de la inclusión social de millones de argentinos, para los cuales la emergencia que estamos recordando sigue siendo presente.
Por encima del planteo meramente electoral deben concertarse en la vida nacional políticas de estado que no dependan de los intereses de grupos de poder económico, internacionales o nacionales o que beneficien solamente a los que representan intereses financieros sin patria y sin compromisos.
Para la Democracia Cristiana es preciso volver a levantar banderas –actualizadas y adecuadas a la realidad- como la distribución equitativa del ingreso, el crecimiento con equidad, la reforma agraria, la recuperación de las economías regionales, el sistema financiero en beneficio de la producción y todas las medidas que nos permitan desprendernos de la matriz económico-social que fuera instalada por el neoliberalismo asociado a las corporaciones políticas y que en algún momento estalla violentamente por la presión a la que es sometido el pueblo o se expresa, como en Misiones, cuando la gente encuentra mecanismos de expresión genuina.
El Partido Demócrata Cristiano, ofrece su esfuerzo para renovar su propia vida política y su compromiso con la sociedad, especialmente con los más humildes y los más postergados.
ESIO SILVEIRA
Presidente
OLEGARIO RODRIGUEZ
Sec. Gral.
El tiempo transcurrido, si bien no permite todavía una apreciación totalmente objetiva, nos proporciona la posibilidad de una mirada en perspectiva y un análisis de las consecuencias que necesariamente debemos realizar, para construir una nación afirmada sobre bases sólidas que resista los ataques de los enemigos externos e internos.
Si bien debe reconocerse que luego de la anarquía que predominó en las dos primeras semanas, se dio espacio al sentido común, tanto gobernantes como gobernados –con sus aciertos y sus desaciertos- evitaron caer en el caos.
La Democracia Cristiana observa que no obstante frente al “que se vayan todos” no surgió una nueva camada de dirigentes, ni un proyecto político que pudiera nuclear a los distintos sectores sociales en la búsqueda de un renovado compromiso de construcción nacional.
Sin embargo, la coincidencia en el tiempo con un cambio favorable en el sector externo con el descrédito y el fracaso de las políticas neoliberales, así como un resurgimiento de políticas nacionales en la región y el fortalecimiento del interés por la alineación de América Latina como bloque de poder, facilitaron la recuperación que estamos viviendo.
Por eso hoy al recordar a las víctimas y los desgraciados momentos que vivimos sobre el final del año 2001, a fin de no recaer en los errores del pasado y aprovechar los vientos favorables del presente, debe incorporarse la equidad como condición mínima de desarrollo integral de la persona y de la inclusión social de millones de argentinos, para los cuales la emergencia que estamos recordando sigue siendo presente.
Por encima del planteo meramente electoral deben concertarse en la vida nacional políticas de estado que no dependan de los intereses de grupos de poder económico, internacionales o nacionales o que beneficien solamente a los que representan intereses financieros sin patria y sin compromisos.
Para la Democracia Cristiana es preciso volver a levantar banderas –actualizadas y adecuadas a la realidad- como la distribución equitativa del ingreso, el crecimiento con equidad, la reforma agraria, la recuperación de las economías regionales, el sistema financiero en beneficio de la producción y todas las medidas que nos permitan desprendernos de la matriz económico-social que fuera instalada por el neoliberalismo asociado a las corporaciones políticas y que en algún momento estalla violentamente por la presión a la que es sometido el pueblo o se expresa, como en Misiones, cuando la gente encuentra mecanismos de expresión genuina.
El Partido Demócrata Cristiano, ofrece su esfuerzo para renovar su propia vida política y su compromiso con la sociedad, especialmente con los más humildes y los más postergados.
ESIO SILVEIRA
Presidente
OLEGARIO RODRIGUEZ
Sec. Gral.
La Democracia Cristiana de Corrientes
La UCR, el liberalismo del Frente y el PJ pruyista ocuparán los primeros lugares. Se suman, por primera vez, nuevistas, autonomistas y los demócratas cristianos.
Al menos siete fuerzas políticas integrarán la lista de candidatos a convencionales propuesta por el Gobierno en el marco de la concertación con los partidos de la oposición, para reformar la Constitución de la provincia a partir de las elecciones del 18 de febrero.